El maquillaje no es para gustar a nadie.
Es para sentirte a ti misma.
Ese momento delante del espejo, con tu brocha en la mano y la música sonando de fondo…
Eso es terapia, cariño.
Tu ritual para recordarte que sigues viva, vibrante y con energía.
Maquíllate porque te sientes poderosa, porque te apetece, porque nos encanta el brillo, y porque cuando tú te ves bien, TODO fluye mejor.
Así que siempre te voy a animar a que te maquilles para ti y te arregles para ti.
Por lo que coge tu labial favorito y no lo guardes solo para “ocasiones especiales”,
póntelo un lunes para ir a la oficina y camina con la energía por todo lo alto.